El Juego del Calamar: Entre la obviedad y la desesperación

Al día de hoy, es prácticamente imposible no saber o haber escuchado de El Juego del Calamar o The Squid Game, el fenómeno de este 2021. A la fecha, la serie se posicionó como la más vista en todo el mundo en Netflix y el número sigue creciendo pues más espectadores se embarcan a la aventura que propone el creador y director de los episodios Hwang Dong-hyuk.

Los jugadores 218, 456 y 067, los personajes con más tiempo en pantalla durante la trama.

La premisa nos muestra a distintas personas de Corea del Sur que se encuentran endeudadas hasta más no poder o precisan de mucho dinero para llevar a cabo sus objetivos. Luego, como por arte de magia, se les presenta una oportunidad que podría cambiar y mejorar sus vidas.

Un misterioso hombre aparece durante un momento difícil de los personajes a ofrecerles dinero por cada vez que ganen una partida de un popular juego infantil en el país, luego de culminar la partida les da una tarjeta con un número telefónico a dónde deben comunicarse para formar parte de una competencia para hacerse millonarios, aparentemente, solo cumpliendo con los juegos que se les otorga en el lugar.

El momento en el que los personajes empiezan a ser reclutados para ganar dinero mediante diversos juegos.

Con cientos de personas aceptando la inusual y aparente inocente oferta, la serie se enfoca en Seong Ki-hoon, el jugador 456 y último en unirse a la competición quien es un padre endeudado con su madre enferma; asimismo nos presenta a otros personajes como Kang Sae-byeok o la número 067 una desertora norcoreana que quiere reunir a su familia, Cho Sang-woo o número 218, un empresario endeudado y amigo de infancia de 456, Alí el 199 un migrante de Pakistán que busca mantener a su familia y a Oh Il-nam, el 001, un anciano con tumor cerebral que prefiere vivir sus últimos días jugando antes que en la miseria, según dice al inicio.

Así es como más de 400 jugadores con distintos problemas y motivaciones aceptan la propuesta con la esperanza de salir de sus problemas, sin saber que se están involucrando en un maquiavélico juego de vida o muerte, literalmente hablando. Spoiler: la premisa es que al ser eliminado de estos juegos todos son asesinados por los encargados de mantener un supuesto orden en el lugar.

Seong Ki-hoon, interpretado por Lee Jung-jae, el protagonista de la serie.

Muchos deciden abandonar, pero otros vuelven con las ganas de ganar casi 40 millones de dólares, monto que aumenta a medida que van liquidando a los perdedores, así de cruel como suena: más muertes, suma más dinero para quien gane.

En nueve episodios, la serie mantiene al espectador en vilo por saber quienes irán pasando de ronda y quienes quedarán por el camino. Un punto fuerte de la serie es como juegan con la incertidumbre de los personajes y al público de saber que deberán hacer para sobrevivir y saber en si están confiando en la persona correcta al hacer alianzas.

La serie también se apoya en fuertes actuaciones y en escenas gráficas de asesinatos y muertes, típicas del gore asiático pero con una trama consistente. Además, es una crítica a la desigualdad que existe entre las clases sociales en todo el mundo y a la deshumanización de las personas tras llevar la competitividad al extremo, más si hay dinero involucrado, perdiendo sus valores para ganar el impresionante motín.

Sin embargo, no es la primera vez que se realizan contenidos con este tipo de temáticas, tanto de supervivencia como de crítica a la sociedad. Podría tratarse de unos tópicos ya quemados y repetitivos en cambio, lo que diferencia a El Juego del Calamar es cómo cuenta la historia, de qué manera transcurre la trama y se dan los hechos.

La obviedad recae en los personajes en quienes gira la historia y los que van siendo eliminados del juego. Principalmente, la trama gira en torno al 456, el 218, la 067 y 001, por lo que es evidente que no serán los primeros en morir y, de hecho, son los tres primeros quienes logran superar la mayoría de los juegos.

Por la desesperación que viven tanto los personajes como los espectadores, hay cosas que se pasan por alto, pero que siempre estuvieron al ojo del público. Como los juegos pintados en la pared de la habitación de los jugadores, que no podían verse por la cantidad de camas, o como en el juego de las canicas el anciano entrega su chaqueta con el 001 al 456, dando un claro indicio de que él sería el vencedor de el peligroso juego y así también como Oh Il-nam de cierta manera da su bendición al protagonista para que pueda ganarlo.

La conclusión de la serie con 456 siendo el ganador y el anciano siendo quien manejaba todo hubiesen caído con cierta pesadez en el público de no ser por la trama desesperante y atrapante, ya que era algo que se veía venir desde el inicio.

El Juego del Calamar demuestra que no son completamente necesarios los constantes giros de trama inesperados, que de hecho hay alguno que otro por allí, o que la serie sea completamente novedosa para lograr un producto consistente y con esencia propia.

La clave del éxito de la serie radica en su guion con personajes bien construidos para lograr que el consumidor empatice con ellos o los deteste de ser necesario, todo esto sin dejar de estar al borde del sillón para saber que va a suceder y que en ningún momento sea aburrida, por más predecible que pueda volverse en los episodios finales.

En síntesis, El Juego del Calamar es un producto que con sus fallos y aciertos es al final logrado, con momentos inolvidables y que, con esta temporada, ya va dejando su huella en la cultura popular en general. Ahora habrá que esperar si existe una segunda parte, que aún no tiene confirmación oficial, y ver que más aporta a la historia.

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