Paraguay se convirtió en tierra de nadie con gente clamando por medicamentos en los hospitales públicos, haciendo lo imposible para salvar a sus familiares quienes padecen de COVID-19 y a la vez subsistir al día a día. Las autoridades no hacen mucho al respecto para paliar la situación, el ojo público solo es testigo de un montón de irregularidades, casos de corrupción, errores de comunicación o un silencio total, en especial por parte del presidente de la República, Mario Abdo Benítez.

A un año de pandemia en el país, es borrosa y lejana esa figura casi heroica que se intentó instalar del mandatario y sus colaboradores, entre los que no se puede obviar al ahora ex ministro de Salud, Julio Mazzoleni. Ese presidente que se convirtió en referente en la región por sus rápidas acciones ante la aparición de contagios y se mostraba abierto a hablar, hoy se encuentra refugiado y totalmente ausente de un pueblo que desaprueba por completo su nefasta gestión y sortea todo tipo de obstáculos para sobrevivir.
¿#DóndeestáMarito? es la pregunta que hace días se lee en redes sociales y se escucha en las manifestaciones ciudadanas. A excepción de un mensaje grabado para anunciar los cambios de ministros, algún que otro tweet en sus cuentas institucionales (redactados por un equipo de comunicación) y una esporádica aparición en el medio ABC TV, Abdo Benítez no da la cara ni habla en público hace casi tres semanas, específicamente hace 19 días.
En ese período, la ciudadanía harta de perder dinero, empleos, dignidad, ver morir a sus seres queridos por falta de insumos y vacunas, además de ver como la clase privilegiada del país continúa siendo beneficiada, salió a las calles pidiendo la renuncia o destitución de las dos cabezas del Poder Ejecutivo, reclamo que no prosperó hasta ahora. Lejos de mostrarse desafiante, como lo hizo en el 2019, el «Marito de la Gente» falló por completo a su conocido slogan, demostrando que es de cualquiera menos de su gente.
Cabe resaltar que en menos de dos años él y el vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, se salvaron del proceso de juicio político, el primer roce con el procedimiento fue en agosto del 2019 por las polémicas actas bilaterales de Itaipú y el segundo hace menos de una semana debido a crisis sanitaria y económica por el coronavirus.
Mientras, Abdo Benítez y su séquito guardan silencio e intentan encerrar nuevamente a la personas ante las altas cifras de contagios del virus y el colapso sanitario, tratando de dejarlas como culpables totales de la situación, la ciudadanía desesperada y abandonada hace todo para recaudar fondos de manera a sobrevivir a los estragos del virus, que ,según los propios familiares de pacientes, les lleva a gastar al menos dos millones a tres millones de guaraníes al día, un poco más de un salario mínimo.
Las redes sociales se convirtieron en un espacio de difusión de las diversas actividades y un lugar de lamentos ante los fallecimientos de seres queridos de los usuarios, mostrando la desidia del sistema público de salud. Por esos mismos medios y también por la prensa, los gremios de los profesionales de blanco también exigen un mejor trato del Estado ya que no pueden trabajar de una mejor manera ante la falta de productos y la tardanza en la inmunización.
Quizá parte de la ciudadanía tenga una cuota de culpabilidad ante la penosa realidad, pero es imposible omitir la incapacidad e inacción de este gobierno, que tuvo la posibilidad de tener a la gente de su lado cuando el COVID-19 era aún desconocido. Sin embargo, una vez más, demostraron que priman los intereses personales antes que el bienestar colectivo, estafando en la millonaria deuda de USD. 1.600 millones que asumió el país, justamente para prepararse para esta fase de la pandemia.
¿Dónde está Marito? Un pueblo desahuciado clama porque su líder asuma su rol de jefe de Estado e intente accionar para alivianar el innegable colapso de todo un país o de un paso al costado por una figura totalmente desgastada y sin credibilidad. Pero hasta ahora, hay solo silencio que hoy puede considerarse como criminal.