Lo que inició como un grupo de amigos con deseos de conocer el interior del país, finalmente se convirtió en una comunidad dispuesta a pasar la mano a quienes más lo necesitan. De esta manera, en octubre del 2018, nació Viajeros Solidarios, mezclando el espíritu aventurero y caritativo de cada uno de sus integrantes.

“Nos conocimos viajando, acampando y charlando alrededor de la fogata, donde podemos decir que nos unimos como grupo y porque no decir, porque así creemos, como la familia que somos”, cuenta Jedidas Amarilla, uno de los miembros del grupo.
En un principio, cuando eran netamente amigos viajando, se denominaban “Ñakañy porã”, «Desaparezcamos bien» si se traduce del guaraní al castellano, pero cuando por iniciativa propia empezaron a llevar insumos a personas en estado de vulnerabilidad que conocían en sus viajes, decidieron cambiar el nombre al actual. Jedidas explica que otro motor para dar este paso fue que algunos de ellos ya contaban con una experiencia previa de voluntariado, trabajando como bomberos o realizando labores para la Cruz Roja.
“El nombre lo dejamos así porque es una forma de mostrar que se puede viajar, en la mayoría de los casos, sin muchos recursos pues la mayoría de los chicos viajan a dedo. Con todo lo que tal vez podría jugarnos en contra podemos hacer un bien, y esa suma de pequeñas acciones repetidas en varias ocasiones puede generar un gran cambio”, manifiesta.

En dos años y tres meses, que llevan recorriendo el Paraguay, visitaron el Leprocomio Santa Isabel de Sapucai, el Hospital Indígena San Roque González De Santa Cruz en Limpio, el Hogar de Ancianos Santa Lucía en Villarrica, el Centro Penitenciario Casa del Buen Pastor sector Amanecer, donde están las mujeres privadas de libertad con sus hijos e hijas. Además, también se encargan de limpiar los lugares turísticos a donde viajan.
Una nueva actividad
Tras pausar sus recorridos debido a las restricciones a raíz del coronavirus, los Viajeros Solidarios finalmente pudieron retornar a sus labores de “Visita Solidaria”, que consiste en llevar insumos necesarios para el día a personas que precisen, ayuda vital más aún en el complicado contexto debido a la pandemia.
En esta oportunidad, se propusieron a brindar ayuda a la colectividad de Yvapovondy, comunidad indígena Ava Guaraní asentada en la compañía Tarumandy de Luque, Departamento Central. En ella viven aproximadamente 60 personas, de las cuales casi la mitad son niños y niñas.
La agrupación se enteró de la situación de la comunidad de Yvapovondy mediante las noticias de los medios de comunicación, donde se mostraba la difícil situación de estas personas debido al cese de distintas actividades durante la cuarentena.
Por su parte, Maricel Molina explica que quedaron gratamente sorprendidos por la cantidad de donaciones que recibieron por parte de la ciudadanía, pues en un principio creían que recibirían menos respuesta por el duro golpe económico en el país.
“El paraguayo siempre se caracterizó por su buen corazón y sus ganas de ayudar. Durante todo el 2020 paramos, no pudimos ni viajar, ni mucho menos crear algún tipo de actividad por la situación que estamos atravesando a nivel mundial. Pero pudimos concretar esta visita gracias a que los chicos se animaron y nos pusimos en campaña”, señala.
Los insumos que precisan en la comunidad son alimentos no perecederos- fideo, arroz, aceite, poroto, azúcar, entre otros-, productos sanitizantes y de aseo personal como jabón, alcohol líquido y en gel, tapabocas, desodorante y crema dental, así como ropas y zapatos para todas las edades. Los contactos para coordinar las entregas de víveres son (0984) 151 -983 y (0985) 822- 507.

La recompensa del voluntariado
Cada lugar visitado por el grupo generó recuerdos especiales para cada uno de ellos, ya que esto les permite ver otras realidades que, muchas veces, no son visibilizadas por la sociedad por distintos motivos. “Salir de tu zona de confort creo que es lo que siempre nos hace más humanos, más sensibles y un poco más empáticos”, subraya Maricel.

Señala lo gratificante que es para ella aportar un grano de arena a quienes realmente necesitan y que aún le asombra como la gente que tiene recursos económicos ajustados o limitados, es siempre la más interesada en apoyar estas causas altruistas.
“Me mueve seguir haciendo esto, la cara de felicidad al recibir las donaciones o simplemente una muestra de afecto a personas en situación vulnerable, hacerles sentir que son importantes tanto como nosotros. Podría enumerar un sin fin de motivos, pero la más importante es verlos disfrutar, el gesto de gratitud y saber que sos útil más allá de tus cuatro paredes”, finaliza.
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